El campo en estado crítico
- Carlos Noé Sánchez Rodríguez
Recientemente el director general del Instituto para el Desarrollo de México, declaro que el modelo económico aplicado en los últimos 30 años no está diseñado para generar progreso productivo y bienestar social, y esto se ve claramente en la agricultura; un ejemplo es lo que sucede con los agricultores tlaxcaltecas minifundistas, pues el año pasado se levantó una buena cosecha de maíz, sin embargo el precio bajó y prácticamente el campesino perdió, pero esta baja de los costos no repercutió en los precios a los consumidores, pues el precio de la tortilla permaneció igual o en algunos casos siguió su escala ascendente, la causa es que los intermediarios y monopolios son los que verdaderamente se beneficiaron, esta situación ha orillado a muchos campesinos ejidatarios o pequeños productores a abandonar sus parcelas para conseguir otro trabajo, o simplemente producir para el autoconsumo.
Al gobierno no parece importarle esta situación, pues desde hace ya algunas décadas ha optado por la importación de maíz, que es mucho más barato, y ha venido abandonando al campesino en el olvido y en la pobreza, solo lo apoya con Oportunidades y Procampo, que es del todo insuficiente, con ello ha dejado un potencial productivo y ha llenado las ciudades de desempleados que buscan trabajo sin encontrarlo, y dejando a las poblaciones rurales en el atraso, condición ideal para los que colectan gente para el narcotráfico
Es cierto que hay apoyos importante para el campo, pues existe una secretaria a nivel federal y otra local con presupuestos importantes, pero todo este recurso va a parar a los productores medianos y grandes que no son muchos, o se desperdicia en experimentos fallidos de sistemas de riego, granjas y presas al tope, hoy sin poderse usar u otras en el fracaso completo ya abandonadas, y a veces como se ha visto recientemente en la SEFOA con actos de corrupción de los funcionarios de todos los niveles.
Pero la realidad insiste en que es urgente solucionar de raíz el problema del campo, y hasta ahora el único que tiene las herramientas para poder hacerlo es el mismo gobierno, por lo que tiene que elevar el gasto publico, pero sobre todo tiene que reorientarlo en forma seria y consecuente, no con programas elaborados en los escritorios de los funcionarios que emiten sólo reglas de operación y que no permiten nada de flexibilización, atender a toda la población de minifundistas en forma preferencial y reorientar el gasto a mejorar la productividad, es decir a aumentar la producción y bajar los costos, subsidiar los insumos como lo hacen los países desarrollados, ajustar el patrón de cultivos atendiendo las condiciones geográficas, impulsar la investigación científica y mejorar la educación agropecuaria, ordenar mejor los mercados apoyando a los productores con transporte y almacenamiento, si no lo hacemos nuestro país caerá en una dependencia alimentaria total y perderá su soberanía por cierto ya muy deteriorada, pero lo que es peor avanzara la pobreza y sus consecuencias nadie las desea.
Por ello desde aquí les pido a los funcionarios de la Sagarpa y de la Sefoa que pongan la atención a las cifras económicas del campo, ya alarmantes, y se bajen de su cómodo sillón, y apoyen verdaderamente al campo que está en estado crítico.