¡Que conste,... son reflexiones!

  • Sócrates A. Campos Lemus

         SEGURAMENTE, no hay funcionario público que se asome por las zonas marginadas y empobrecidas, donde la lucha contra el hambre se puede ver al lado de los basureros donde viejos, jóvenes y niños les disputan los pedazos de pan o de verduras o frutas a los perros y a las aves de carroña. No saben que, en esas zonas de basureros, además, se tiene que lidiar diariamente en contra de los que controlan los desperdicios; cada zona tiene un jefe que cobra o quita algo de lo que se logra en LA PEPENA. Ellos, no se esfuerzan, tienen las armas, el poder, la fuerza pública y las drogas a su servicio y control, por las buenas o par la fuerza, obtienen y explotan, como animales o esclavos, a cientos y miles de gentes, y además, les roban su dinero cuando les venden drogas chafas y, cuando no sirven o se ponen difíciles, pues los matan o los entierran entre toneladas de basura. Los reyes de la basura o los pepenadores que controlan, son inmensamente ricos, hay muchas historias que se conocen sobre el tema y de las tragedias que han provocado y del horror que han desatado.

POCOS SABEN DEL CONTROL QUE TIENEN LOS COMANDANTES Y LOS NARCOTRAFICANTES EN MUCHOS MERCADOS DE ROPA USADA O DE CHÁCHARAS QUE HAY EN TODA LA CIUDAD, LINDANDO CON EL Estado de México, ahí, solamente  rifa la fuerza de las armas que son controladas por los policías de esa entidad o la fuerza de las armas y de las drogas que controlan grupos de narcotraficantes que, además de la venta de drogas, cobran piso y venden mercancía usadas o contrabandeadas y así, los mercados y los puestos están controlados por cada jefecito de las bandas que tienen la protección y la impunidad de los jefes de policía que, también, les cobran o de los grandes jefes mafiosos que les cobran por la concesión.

         En cada cuadra de las colonias pobres de la periferia de la capital, rodeando por las del Estado de México, las colonias jodidas, las que en verdad ocultan el terror y el horror que viven diariamente los jóvenes que no se quieren incorporar a las pandillas o las jovencitas que son utilizadas como pasadoras o como prostitutas para el uso de la banda, de la pandilla. El pago que deben hacer los que han vivido ahí desde su inicio, la venta del agua, el cobro del piso, el cruce de una zona a otra, el manejo de las drogas y de las armas, de las mercas robadas, de las contrabandeadas, usted, no tiene idea del horror que se vive por miles y miles de pobres en esta ciudad y su colindancia con el Estado de México y el Estado de Hidalgo.

No se imagina el control que se hace con el transporte público que nada tiene de transporte, sino de vehículos peligrosos donde pagas o te matan o te dejas robar o te matan o te dejas cachondear o te matan… el horror de todos los días, el vómito por la suciedad y por el olor a sudor, no hay agua y cada cubeta hay que pagarla, no hay luz y cada toma hay que pagarla a los policías y a sus sicarios, a los narcotraficantes o a los pandilleros. Sale de una y entra a otra tragedia del diario, de cada momento. Hay familias que viven con el Jesús en la boca y respiran y se alegran cuando ven a sus hijos llegar después de la escuela o del trabajo, no importa que les hayan asaltado y les hayan quitado todo, lo importante es que llegaron vivos…madreados, pero vivos.

Así, el presidente, ahora, nos pide a los mexicanos que tengamos fe en nuestro país, que luchemos por él, que veamos que es fuerte, que sobrevivirá a la tragedia que hoy confrontamos, que bueno que llama a velar por el país, pero, yo me pregunto, cuántos de esos marginados y pobres que son la mayoría pueden hablar bien del sitio donde peligra su vida a cada rato, donde no tienen oportunidad para tener paz y tranquilidad, cuando no pueden dejar de pagar aunque no tengan dinero, o pagan con dinero o pagan con cuerpo o trafican drogas o se convierten en putas o padrotes o en tiradores de drogas o pepenadores de basurero. No hay escuelas que valgan, porque no pueden tener libros, los libros, se los roban, las pandillas y las utilizan como papel para fumar mota o limpiarse el fundillo después de cagar y de cagarnos. Esa realidad donde no hay empleo, donde no hay agua, luz, buen olor, educación, salud, comida, seguridad, no la conoce el presidente, ni se la imagina. No la conocen los niños bonitos que llegan con doctorados de universidades extranjeras comprobando que, lo DR., NO QUITA LO PENDEJO. Esa triste realidad no la entiende el presidente que jamás se ha bajado del caballo de la “robolución” y que jamás lo han dejado solo caminar por las calles jodidas de su país, de nuestro país, de nuestra tragedia, de la desesperanza, de la incredulidad, de la falta de confianza, de valor… él, no conoce la realidad y, por ello, no sirve de nada su convocatoria.