¡Que conste,... son reflexiones!

  • Sócrates A. Campos Lemus
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No hay duda de que todos estamos preocupados por lo que deben hacer nuestros hijos para poder tener raíces profundas y alas largas de libertad. Todos pensamos que deberíamos hablar y comentar mucho con nuestros hijos pero la realidad es que la distancia generacional no nos permite tener esa relación directa, y a veces, no podemos mantener una comunicación adecuada para que se haga una buena relación, sin duda, hacemos lo mejor pero no hacemos lo que es mucho mejor. Por ello, cuando Juan Pablo, uno de mis más entrañables amigos me mandó este correo sobre unos consejos que le hace un padre a uno de sus hijos que sale del seno familiar para ir a estudiar a la universidad, me impactó mucho y creo que, al igual que han hecho muchos padres que han tenido oportunidad de conocer esos consejos, aceptamos y creemos que es bueno el que se distribuyan y conozcan. Porque son los consejos que cualquiera de nosotros brindaríamos a uno de nuestros hijos.
         “HIJO: Cásate con la persona correcta. De esta decisión dependerá el 90 % de tu felicidad o de tu miseria. Debemos tener en cuenta de que nos casamos para formar una familia . Por ello, por esa responsabilidad, debemos ser atentos para escoger a las parejas que nos podrán alentar o destruir.
         Ten un perro, porque al tener una mascota demostramos que somos capaces de brindar atención y afecto a los más débiles. Observa, cuando menos una vez al año, un amanecer y un atardecer, para que no se nos olvide la grandeza del creador y de lo pequeños que somos en el Universo.
         Estrecha siempre la mano con firmeza, y mira a la gente de frente a los ojos. Esto demuestra tu buena fe y lealtad y que eres capaz de sostener una amistad y no doblegarte ante la inseguridad.
Ten un buen equipo de música, recuerda que la buena música calma el espíritu y ameniza la alegría en el corazón. Elige a un socio de la misma manera que elegirías a un compañero de tenis: busca que sea fuerte donde tú eres débil y viceversa. Hacer equipo es darnos fortalezas. Evita a las personas negativas; siempre tienen un problema para cada solución, no están satisfechas con ellas y no permiten el crecimiento de los demás. Trabaja fuerte para tener una buena casa, con gusto y sin alardes, recuerda que será tu hogar. Hay que recordar que nunca hay una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.  No hagas comentarios sobre el peso de una persona ni digas a alguien que está perdiendo el pelo. Ya lo saben y eso les molesta y lastima la autoestima. Recuerda que se logra más de las personas por medio del estímulo que del reproche (dile al débil que es fuerte y lo verás hacer fuerza). Nunca amenaces sino estás dispuesto a cumplir. Muestra respeto extra por las personas que hacen el trabajo pesado. Haz lo que creas que sea correcto, sin importar lo que otros piensen. Dale una mano a tu hijo cada vez que tengas la oportunidad. Llegará el momento en que yo no te dejará hacerlo. Aprende a mirar a la gente desde sus sandalias y no desde las tuyas. Ubica tus pretensiones en el marco de tus posibilidades.Recuerda el viejo proverbio: sin deudas, no hay peligros ni problema. No hay nada más difícil que responder a las preguntas de los necios. Aprende a compartir con los demás y descubre la alegría de ser útil a tu prójimo. El que no vive para servir, no sirve para vivir. Acude a tus compromisos a tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno. Confía en la gente, pero cierra tu coche con llave. Recuerda que el gran amor y el gran desafío incluyen también “el gran riesgo”. Nunca confundas riqueza con éxito. No pierdas nunca el sentido del humor y aprende a reírte de tus propios defectos. No esperes que otro sepa lo que quieres si no lo dices. Aunque tengas una posición holgada, haz que tus hijos paguen parte de sus estudios.Haz dos copias de las fotos que saques y envíalas a las personas que aparezcan en ellas. Trata a tus empleados con el mismo respeto con que tratas a tus clientes. No olvides que el silencio es a veces la mejor respuesta. No deseches una buena idea porque no te gusta de quien bien. Nunca compres un colchón barato; nos pasamos la tercera parte de nuestra vida encima de él. Escucha el doble de lo que hablas (por esos tenemos dos oídos y una sola boca). Cuando necesites un consejo profesional, pídelo a profesionales y no a amigos. Aprende a distinguir quienes son tus amigos y quienes tus enemigos. Nunca envidies: la envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento. La felicidad no es una meta, sino un camino… y sobre todo, se leal y recuerda que no se deben olvidar los favores y es mejor olvidar las ofensas.