Una perla económica en el mar de la adulación

  • Dimas Romero González

Hoy que nuestro país se hunde, hoy que la crisis que nos agobia se agudiza día con día, hoy que se demuestra que el presidente de la República, quien en campaña se mostró como progresista, es en realidad un autoritario que sin el menor reparo incumple sus promesas, hoy que es más necesario que nunca educar y politizar al pueblo trabajador, encontrar opiniones críticas acerca de la situación política del país, es en verdad esperanzador.

Hablo de un articulo de opinión firmado por Cristian Salazar Herrera, en El Imparcial de Oaxaca, el día 16 de los corrientes, titulado “López Obrador y su visión del crecimiento económico”, cuyo autor, si no me equivoco, es economista. El artículo resalta por su objetividad y actitud crítica. Con datos sustentados en organismos oficiales como la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), sostiene que la economía difícilmente crecerá por arriba del 2%, muy lejos del 4% prometido por el presidente ante la CONCAMIN, luego de ganar las eleciones e 1º de julio del 2018. Para luego, sin tapujos, tomar partido contra el paradigma de la economía - recordando a los adalides del libre mercado- que sostiene que el crecimiento económico es sinónimo de aumento de ingresos por persona, lo que significaría mayor calidad de vida, y que no hay evidencia alguna de que ese crecimiento se traduzca en disminución de la pobreza o desigualdad, porque el PIB no se distribuye de manera proporcional, sino que tiende a concentrarse en los grupos de mayores ingresos. Este posicionamiento es, ya de por sí, inusual, pero lo verdaderamente esperanzador, radica en la crítica que hace a uno de los proyectos de gobierno para desarrollar la economía y hacerla productiva, me refiero a la construcción de la refinería de Dos Bocas, que según especialistas en la materia, es inviable porque la producción de petróleo en México lleva 18 años decreciendo, por lo que deberá importarse para poder refinarlo; argumentan que la etapa de refinación es la menos rentable en la cadena de valor; asimismo, que los altos costos de inversión y los tiempos de ejecución son prolongados y sujetos a volatilidad; y sobre todo, porque el alcanzar elevadas tasas de crecimiento económico, por la vía de hacer de nueva cuenta a nuestro país un importante productor y exportador de petróleo, requerirá del uso de recursos naturales, que son finitos, lo que va contra la tendencia mundial de usar energías más limpias y menos agresivas con el medio ambiente. Finalmente, reitera el hecho de que el crecimiento económico por sí mismo no genera bienestar, sino que para transformar la condición económica de la mayoría de los mexicanos, se requiere formular proyectos sostenibles, en los cuales la riqueza no se concentre en algunos grupos; sin embargo, por ningún lado se ven los programas que indiquen que nos encaminamos por este rumbo. 

Insisto, es esperanzador encontrarse con este tipo de opiniones. Y lo es porque urge politizar al pueblo trabajador y a los sectores progresistas, para que entiendan que salir a votar cada elección y sentarse a esperar los beneficios, ha permitido a los políticos oportunistas de siempre que con discursos engañosos, usando la esperanza de los mexicanos en una vida mejor, y colocándose en un partido político nuevo, ante el desgaste de los partidos tradicionales, sean los que hoy nos gobiernan con absoluto desconocimiento de lo que la realidad del país necesita.

 Dada la difícil situación económica y social por la que atraviesa nuestro país, en la que parece no haber salida, es ya un paso importante la crítica objetiva acerca de las políticas gubernamentales, porque es de vital importancia que los mexicanos sepan qué es realmente lo que se esconde tras la cancelación del NAICM, que nos costará cientos de miles de millones de pesos; qué hay detrás de la supuesta guerra contra el Huachicol, que consistió básicamente en cerrar los ductos provocando desabasto y pérdidas millonarias en todo el país; qué significa el desmantelamiento de programas importantes como las Guarderías y Prospera, que han provocado, en el primer caso, que miles de padres y madres de niños de familias humildes hoy no puedan trabajar por no tener quién cuide a sus hijos, y en el segundo, que cientos de miles de familias humildes no tengan acceso a la revisión médica gratuita que este programa otorgaba, entre otros; en fin, es necesario que el pueblo sepa que todas estas medidas demuestran que el gobierno actual, sin demostrar por qué no funciona tal o cual programa, y  más preocupante aún, sin tener un plan bien elaborado con medidas que garanticen resultados superiores a los anteriormente obtenidos, conduce a México a una crisis más agresiva y demoledora que las conocidas en la etapa moderna.

Pero con todo y que es importante denunciar por todos los medios posibles que el actual gobierno, abusando de la falta de educación y de la mediatización de amplios sectores, implementa una aparatosa y represora campaña basada en tres grandes vertientes: la primera, una falsa guerra contra el “Neoliberalismo”, que en los hechos significa pactar con los sectores poderosos económicamente en el país; segunda, convencernos de una supuesta transformación social del régimen caduco con que se ha gobernado nuestro país, reforzada con transferencias monetarias directas para asegurar el respaldo electoral de los beneficiados; y tercera, una guerra sin cuartel contra las organizaciones y los actores políticos críticos y capaces de hacer frente a sus métodos autoritarios de gobierno. Con todo y que es importante dar estos pasos, no basta, es necesario ir aún más lejos, es necesario ir más allá de la crítica, pasar de las opiniones a los actos.

Se verá entonces que la tarea del momento, para todos los que deseamos progreso, bienestar y justicia para los mexicanos, es formar una fuerza política de carácter auténticamente popular, que forme al mismo tiempo los líderes y políticos de nuevo cuño, los que den muestra de su compromiso con resultados prácticos, con su lucha por el mejoramiento de las condiciones materiales de las mayorías empobrecidas. 

Por ello, el Movimiento Antorchista Nacional invita a todas las expresiones progresistas a que nos unamos en contra de la guerra contra la organización de los mexicanos, orquestada desde la Presidencia de la República, para evitar un contrapeso ante su verdadero programa de gobierno, que no es otro que el fortalecimiento del Neoliberalismo, que se demuestra en las medidas económicas y en la clase social con la que se apoya. Es necesario combatir esta satanización que se hace de la organización social, demostrando que el hecho de que la mayoría de los liderazgos de organizaciones y partidos actuales sean corruptos, no responde a que sean un instrumento equivocado y de por sí generador de malos dirigentes, sino que desde el gobierno se ha fomentado y alimentado el control de dichos organismos, colocando a sus incondicionales, haciendo de ellos un escalón para perseguir puestos políticos. Pero de ello no se desprenden que todas las organizaciones sean nido de corruptos.

La prueba última de qué es en realidad cada individuo u organismo, no es lo que dicen de sí mismos o lo que se dice a través de las herramientas del aparato ideológico al servicio del estado, la prueba última son los hechos, son los resultados prácticos.

 Por ello invitamos a los mexicanos críticos, dispuestos a no dejarse llevar por los prejuicios a que se pregunten por qué hay una campaña en contra del Movimiento Antorchista, partiendo de una premisa básica, ¿quienes nos atacan, han demostrado con otra cosa que no sean declaraciones, las pruebas de sus infundios? ¿Pueden demostrar resultados palpables y visibles como nosotros lo hacemos? Ya sabemos cual es la respuesta. Por nuestra parte, los invitamos a conocer nuestros resultados en los municipios que gobernamos, como Tecomatlán y Huitzilan en Puebla, o Chimalhuacán e Ixtapaluca en el Estado de México, además de nuestro trabajo deportivo, cultural, educativo y organizativo en general en todo el país.
 
Se verá que quienes nos atacan, sin distingo del pelaje político a que pertenezcan, son los oportunistas de siempre, y que se nos ataca precisamente porque ante nuestros asombrosos resultados en beneficio de las mayorías empobrecidas, es necesario evitar que se conozca nuestro trabajo, porque al conocerse, los mexicanos verán que somos nosotros quienes luchamos en su beneficio y de su lado. Estamos a sus órdenes.