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Joven de 14 años resulta muerto de un tiro en protesta opositora en Venezuela

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El estudiante Kluiverth Roa fue impactado por un disparo de escopeta, en San Cristóbal.

Es martes 24 de febrero a las 4:30 p.m.. El teléfono no repica muchas veces. Al otro lado de la línea contesta Carol Monasterios. Es estudiante de Gerencia de Empresas en la Universidad Católica de Táchira (UCAT). Al momento de contestar, la joven, de 23 años de edad, se encuentra en la casa de estudios ubicada en ese estado venezolano, en área fronteriza con Colombia.

-¿Aló?
-Hola, Carol. Soy periodista. Estoy escribiendo una nota sobre la muerte de Kluiverth Roa para EL HERALDO, de Barranquilla, Colombia.
-Sí, dígame.
Al fondo se escuchan detonaciones.
-¿Dónde se encuentran ahora?
-Protestando, en la Ucat. Tenemos todos los accesos trancados.
Al fondo se escuchan nuevamente detonaciones, esta vez un poco más cerca, y unos gritos.
-Llámeme ahorita.

Dejé transcurrir unos minutos y volví a establecer contacto telefónico con ella. “Venía la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) pero se echaron para atrás”, me explica, al tiempo que asegura que está bien.

Para el momento en que conversamos, ella y otros jóvenes de esta casa de estudios ya llevan unas siete horas protestando. Más o menos el mismo tiempo que ha transcurrido desde que inició la sesión ordinaria de la Asamblea Nacional, en la ciudad de Caracas.

“Salimos a la calle a manifestar pacíficamente hoy porque se conmemora un año de la muerte de nuestro compañero Jimmy Vargas, quien fue asesinado por la GNB, mientras protestábamos”, relata. Y resume: “Nuevamente fuimos agredidos por las fuerzas de seguridad y trajo como consecuencia la muerte de Kluiverth Roa, de 14 años de edad, cuando salía del liceo y caminaba a casa por las inmediaciones de la universidad”.

Cuenta que el liceísta presuntamente fue arrojado al suelo por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), segundos antes de que uno de ellos le disparara en la cabeza. Eran las 11:55 a.m. cuando esto sucedió. “El que disparó era de apellido Mora, placa número 48”, denuncia la joven, sin titubear. Javier Mora es su nombre completo y tiene tan solo 10 años más que su supuesta víctima mortal. Para el momento en que hablo con Carol, ya había sido detenido por efectivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC).

La joven, desde San Cristóbal, no ha terminado de contar lo que sucedió con Roa, cuando se escuchan, nuevamente, gritos a su alrededor. “En este momento están pasando frente a la Universidad alrededor de 50 motos de la PNB, Politáchira y la GNB”. Segundos después la escucho clamar: “Ahí vienen, ¡pilas! El portón, el portón”. Nuevamente pierdo contacto con la estudiante.

Logro comunicarme, entonces, con Ángel Colmenares, suplente del Consejo Universitario de la Ucat. No se encuentra en la Universidad, donde está Carol, pero segundos antes vio a los motorizados. “Casi atropellan a una abuelita por ir hacia la universidad, en contravía”, acota.

Ángel relata el inicio de la manifestación de este martes, en la casa de estudios de San Cristóbal: “La universidad estaba tranquila. Unos infiltrados secuestraron un camión de Coca Cola, en las inmediaciones de la universidad, y lo posicionaron frente a la Ucat. Un grupo de estudiantes dijimos que teníamos que levantarlo, pero el camión se fue antes de que se presentara algún problema. A los cinco minutos nos atacaron las fuerzas de seguridad. Cuando vimos que estaba el camión salimos a protestar por Jimmy (Vargas)”. 

Ahora -insiste- mantendrán la protesta por el nuevo joven asesinado: Kluiverth. Este mes, en el mismo estado, perdió la vida el estudiante Jhon Barreto. Su cadáver fue hallado el pasado jueves. El CICPC dijo que una deuda habría sido el móvil del crimen, pero Ángel se mantiene escéptico. Sobre todo porque en esa misma semana dos estudiantes del estado vecino de Mérida también fueron hallados sin vida “en extrañas circunstancias”. Y otros dos en la ciudad de Caracas.

“Estamos de luto”, dice el joven, al tiempo que sostiene que el Gobierno pretende amedrentarlos. “Pero nosotros vamos a mantener la voz de protesta. ¡Exigimos la renuncia del gobernador del estado Táchira, José Gregorio Vielma Mora!”, acota.

Resguardada dentro de la UCAT, después del incidente con los motorizados, su compañera Carol recuerda que un año atrás Vielma Mora hizo una promesa: “Si ocurre un solo disparo contra manifestantes, pongo a la orden mi cargo de gobernador”. “El cargo le quedó grande”, agrega.

Hasta anoche, otras universidades de ese estado se habían sumado a la protesta, al igual que la sociedad civil tachirense.
                                                                                             
Habitantes de San Cristóbal aseguraron a este diario que las principales avenidas de la ciudad permanecían trancadas, y que la gente estaba en las calles, en señal de protesta por el asesinato del adolescente Kluiverth.

Nada más en la UCAT se contabilizaron durante la jornada al menos 50 heridos con perdigones y metras, los cuales recibieron primeros auxilios dentro de la casa de estudios, de parte de otros estudiantes. De acuerdo con información publicada por el Foro Penal Venezolano, hubo al menos 17 detenidos en el estado Táchira. El fundador y director de esta ONG, Gonzalo Himiob, aseguró a EL HERALDO que ayer también se registraron detenidos en el marco de manifestaciones en el estado Zulia (unos 79 confirmados) y en Caracas, donde no se manejaba un número aún, al momento de cierre de la edición.

Mientras todo esto sucedía, en la Asamblea Nacional transcurría la sesión en la que se le allanaría la inmunidad parlamentaria al diputado de Primero Justicia, Julio Borges, por su supuesta vinculación con el golpe de Estado denunciado en días anteriores por el oficialismo.

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