¡Que conste,...son reflexiones!

  • Sócrates A. Campos Lemus

  EN LOS AÑOS QUE TENGO EN LA POLÍTICA, LA ADMINISTRACIÓN Y EN PERIODISMO no he visto que los políticos o los funcionarios tengan una real consciencia de lo que es la amistad, saben que están en un mar turbulento y que solamente por medio de las complicidades, las sociedades y las corruptelas sobreviven en ese lodazal. Lo he visto en presidentes,  gobernadores, secretarios de estado, procuradores, en gerentes, en directores de medios, en funcionarios de todos los niveles.
         Hoy, veo, en una enorme soledad a Gabino Cué, gobernador de Oaxaca, cuando todos los que le rodean le reclaman puestos y presupuestos y dejan los ideales o los principios con los cuales, aparentemente, se unificaron en busca, decían, de un “cambio” , y hoy, en ese oportunismo y ambición de riquezas de todos los que le rodean y que dejan los principios en el chiquero de la esquina, se nota su soledad, la soledad del poder y de la falta de verdaderos amigos y no de oportunistas , por esa razón creo que los políticos y los funcionarios y claro, también todos nosotros, deberíamos tener presente eso que escribía CHARLES CHAPLIN de que: NECESITO DE ALGUIEN:
         “Que me mire a los ojos cuando hablo.
         Que escuche mis tristezas y neurosis con paciencia y aun cuando no comprenda, respete mis sentimientos.
         Necesito de alguien que venga a luchar a mi lado sin ser llamado.
         Alguien lo suficientemente amigo para decirme las verdades que no quiero oír, aun sabiendo que puedo irritarme.
         Por eso, en este mundo de indiferentes, necesito de alguien que crea en esa cosa misteriosa, desacreditada, casi imposible: LA AMISTAD.
         Que se obstine en ser leal y justo.
         Que no se vaya si algún día pierdo mi oro y no puedo ser más la sensación de la fiesta.
         Necesito de un amigo que reciba con gratitud mi auxilio, mi mano extendida, aun cuando eso sea muy poco para sus necesidades.
         No pude elegir a quienes me trajeron al mundo, pero puedo elegir a mi amigo.
         En esta búsqueda empeño mi propia alma, pues con una amistad verdadera, la vida se torna más simple, más rica y más bella…”.
         Son muchos los escritores y analistas que han hablado de la SOLEDAD DEL PALACIO o la soledad del poder, y es por ello que, tal vez, esos políticos, esos poderosos solitarios y despreciados, no creen en la amistad, porque, finalmente, ellos ,llegaron a las cúspides por medio de traiciones y de su propia ambición que dejo en su camino muchos derrotados, heridos, mancillados, discriminados, para que ellos subieran. Y, ¿para qué?. Los vemos enriquecidos, llenos de preocupaciones y soledad, llenos de resentimientos y dudas, llenos de desconfianza ante sus propios seres queridos que les acompañaron y fueron dejados a un lado, ante las intrigas de los que le rodean y le mantienen aislados. No ven lo que sucede realmente en su entorno; “no se vaya a enojar el patrón o el jefe”. Le ocultan la realidad y las acciones deshonestas y fraudulentas y le llenan de egos y le mienten sobre lo que sucede en la realidad, le ocultan todo, hasta el Sol y las tragedias que debe resolver, y así, poco a poco, además de enmierdarse, se enfanga, y no sale de ese aislamiento y soledad y pierde todo; son los POBRES RICOS que solamente tienen dinero o algo de “poder”, encubierto en el miedo y en el resentimiento.
         Así les vemos con un modito despreciable, donde la gente le saluda no con respeto y cariño, sino como diciendo: “pobre hombre, se la creyó y se enfangó”, se muere en la soledad y busca a sus seres queridos que ya están muy lejanos, porque el poder los aisló y les intrigó, para alejarles, porque solamente ellos, hubieran sido, primero, sus verdaderos amigos y le dirían la verdad, y en el ejercicio de este poder que todo roba y enriquece a los perversos, la verdad, no cabe ni se permite que llegue a los oídos del que manda o del que cree mandar, porque los que mandan, son los oportunistas y deshonestos que le rodean y se van con él, para continuar ese camino de perversidades, deshonestidades y corruptelas, donde esos principios no existen, y en cambio, todo es parte de los puestos y presupuestos, no para servir a los demás, sino, para servirse, ellos, de los demás…