Las industrias extranjeras y el respeto a los derechos de los obreros

  • Carlos Noé Sánchez Rodríguez

   Con Bombo y platillo se anunció en la prensa local la llegada de la empresa alemana “Katherin” al municipio de Tetla de la Solidaridad; producirá, se informa, una gama de artefactos para las telecomunicaciones al mismo tiempo que las comercializara; se dice también que es una subsidiaria de la industria automotriz como la Volkswagen y Audi; creara, dice la nota de una pagina completa, 350 empleos formales por lo que es un verdadero logro del Gobierno Estatal  y traerá dicen, desarrollo para todos con nueva inversión y más empleo, y seguramente será un refuerzo importante para la exigua economía tlaxcalteca, cuyos índices de desempleo es de los más altos del país según las estadísticas de INEGI.

                        Nadie podría objetar que la inversión extranjera es necesaria y hasta indispensable en las economías en vías de desarrollo de los países emergentes, como se les llama a las naciones atrasadas como la nuestra;  habrá que esperar por ello mejores empleos, más y mejores salarios, prestaciones y un cierto impulso vigoroso al crecimiento de la economía en su conjunto.  Sin embargo me pregunto, ¿los empleos que se anuncian tendrán un salario digno, calculado con criterios distintos al de la mera subsistencia? o será como siempre sucede con estas empresas que pagan poco y explotan a los trabajadores, tal como apareció en la prensa recientemente, derivado del conflicto por salirse de un sindicato charro, donde las obreras de la empresa “Arcomex”, situada en el Municipio de Ixtacuixtla, ganan $600.00 semanales según se publicó, trabajan obligadas más tiempo que la jornada legal y además, dijeron ser maltratadas por los supervisores; por cierto también esta empresa es subsidiaria de la Volkswagen. ¿Se aplicaran aquí los criterios equidad,  justicia social y reparto  legítimo de la ganancia generada por los trabajadores o se pondrá en primer lugar, como siempre sucede, la rentabilidad de la inversión a costa del nivel de vida de la familia obrera?

                        La experiencia mundial ha demostrado que las leyes del capital son irreductibles, el fin que persiguen  son las ganancias y entre más altas mejor, sobre todo las inversiones del extranjero que en países como el nuestro no se comportan como hermanas de la caridad; llegan  a saquear primero las materias primas y luego todos los recursos naturales que necesiten para su producción, y como su lógica les indica, llegan pagando los salarios más bajos que puedan, y para ello exigen a los gobiernos un control sobre la mano de obra para que no pidan más de lo que la empresa les puede dar; piden además más privilegios que no se informa al público, por ello se dice,  “gracias a las facilidades del gobierno del estado” etc. etc.; luego contratan a los contadores más “competentes” para eludir los impuestos, y finalmente cuando sus ganancias no son las que ellas quieren se van a otro país dejando a los obreros sin trabajo y sin el sustento de sus familias.

                    Se podría decir que el desempleo es peor, y para poder combatir este problema, en una sociedad como la nuestra, se necesita de la industria para desarrollarse, y eso es totalmente cierto. La sociedad actual basada en la libre empresa necesita para avanzar en su desarrollo la inversión, pero como diría  Pascual Grande, secretario general de la CTM en el estado, en una reciente entrevista que se publicó en un diario de circulación local: “En Tlaxcala hacen falta empresas que entierren el capital, de aquellas que inviertan a largo plazo y que pagen mejor”. ¿Será esta una de ellas? No lo sabemos porque la información nada dice acerca de esto. Lo que si es cierto es que los promotores de la inversión deben verificar que las empresas extranjeras mínimamente se comprometan a respetar las condiciones de trabajo que pide la cuasi-patronal Ley Federal del trabajo, que se comprometan a no evadir impuestos y a tratar bien a los trabajadores, verdaderos creadores de la riqueza, y si fuera posible a invertir en México sus cuantiosas ganancias, y sobre todo a vigilar el estricto cumplimiento de estas condiciones. ¿Estarán de acuerdo los promotores de traer industrias extranjeras? o ¿querrán los administradores de la empresa “Kathrein” someterse a las leyes mexicanas y a tratar bien a los obreros? No lo dice la nota, pero les concedemos el beneficio de la duda.