Oaxaca. Félix Medero Reyna, es una excelente persona, con sencillez innata, heredada por sus padres y que hoy a sus 92 años de edad, recrea con una sonrisa aquellos tiempos en los que ha convivido con todos sus seres queridos en su tierra natal, Salina Cruz, Oaxaca; hoy celebra un aniversario más agradeciendo a Dios por todas las oportunidades que ha tenido para consolidar una familia al lado de su entrañable esposa Adolfina García Villalobos, quien hace algunos 7 años partió a la vida eterna, según su propia fe.

Salina Cruz, Oaxaca, que a partir del 20 de enero de 1902 dejó de ser agencia municipal, es una ciudad y uno de los puertos más importantes de México, ubicada al Norte del Golfo de Tehuantepec, en el Océano Pacífico, considerada como uno de los municipios con mayor actividad económica y productiva al contar con una refinería, diversas salineras y un astillero, colinda con Santo Domingo Tehuantepec y San Blas Atempa, San Mateo del Mar, San Pedro Huilotepec y el Golfo de Tehuantepec.

Caracterizada por su refinería “Ingeniero Antonio Dovalí Jaime” de Petróleos Mexicanos, cuyas actividades dieron inicio en el año de 1970 con su construcción y puesta en marcha, es considerada a nivel nacional y mundial como uno de los más importantes y es precisamente aquí, en éstas instalaciones de PEMEX en donde durante muchos años Don Félix Medero Reyna, prestó sus servicios de manera ininterrumpida y hoy abraza, como antaño, las mismas ilusiones, alegrías, esperanzas por una sociedad más justa y equitativa en apego a los valores con una fe inquebrantable en un ser supremo al cual con voz cansada, serena y reflexiva confía su ser, familia, amigos, conocidos y conciudadanos.

“Doy gracias a Dios que me ha dado oportunidad de crecer y cumplir éstos años, estoy contento con mi familia a quienes he llevado no solamente en brazos sino a través de mis oraciones y actos” alude con voz serena al ser cuestionado en torno a su celebración.

Con una vida llena de historias, con la dicha de ser padre y compartir al lado de su esposa a su familia, Don Félix procuró inculcar principios a sus 8 hijos. “Yo –reseña-, fui una persona de trabajo constante, estuve de caporal, además de laborar en la salina, Dios me ayudó y tuve varias oportunidades para desarrollarme, agradezco a quienes me dieron esas oportunidades y, posteriormente, me embarqué y tuve una actividad más productiva y satisfactores, hoy lo único que pido es que mis compañeros tengan esas mismas posibilidades porque estoy agradecido de la vida.

Tuve muchos agentes de buen a bien, pilotos, capitanes, mayordomos, la vida es así hay que trazarla bien y así es como llega”, confía en entrevista. “Estoy festejando con mi familia y agradecido porque el trabajo dignifica, enaltece y es lo más importante para seguir adelante, el Señor nos ha llenado de bendiciones”, reseñaba acompañado de su pasado, su historia de vida, su presente, su familia y su futuro, sus nietos y bisnietos, hoy sin duda es un consejero, un guía de la familia Medero García , de sus hijos Alfredo, Rosalinda (+), Elia, Anselmo, Tomasa, Fernando, Rosalía, Angélica, Fernando y Hermelinda,

Minutos antes, acompañado de su familia en santa misa, Don Félix escuchó la palabra del Señor a través del sacerdote José Inés Mendoza Romero, de la Diócesis de Tehuantepec y en cuya homilía se refería a la misericordia de Dios. Recapacitemos, refería el párroco, porque la liturgia dice que debemos recapacitar, perdonar y sentarlos a todos en nuestra mesa; estos años que cumple nuestro hermano Félix, es gracia del Señor, su misericordia y amor, por ello, con la Eucaristía damos gracias por el don de su vida y longevidad, por esta manifestación de su amor y que lo llene de fortaleza y paz, así como a toda su familia y a todos nuestros hermanos.

“Llevemos una vida apegados a los valores y nuestra fe, es necesario porque así se garantiza la mejor convivencia entre nosotros y el respeto a los demás, la justicia en la vivencia y sobre todo la caridad entre las instituciones como lo es la familia, que son necesarias y fundamentales para nuestro desarrollo y convivencia armónica, social, humana y con fe, apartados de la displicencia, que a nada conlleva, puntualizaba. (JJE).